martes, 30 de marzo de 2010

Memorias de una joven formal.

- Volví a casa exaltada; (...), oí dentro de mi una voz imperiosa: "¡Es necesario que mi vida sirva!¡Es necesario que en mi vida todo sirva!" (...); si me permitía el menor derroche traicionaba mi misión y perjudicaba a la humanidad.
Nunca me había gustado perder el tiempo; me reprochaba, sin embargo, haber vivido en forma aturdida y en adelante exploté minuciosamente cada instante. Dormí menos; me vestía de cualquier manera; ni me miraba en el espejo (...) Me prohibí las lecturas frívolas, las conversaciones inútiles, todas las diversiones -

(Simone de Beauvoir tras conocer a Garric y la iniciativa de los "equipos")


TIEMPO.....me doy cuenta, de que llevo 15 años desaprovechando un montón. Ahora estudio Francés, quiero sacar mejores notas, y estoy preparando la Ruta Quetzal...¿qué hacia antes en todas esas horas ? ¿Pensar en quien me gustaba, salir con un chico? Oh, vamos.....esto es mil veces mas productivo.

(Mil veces peor expresado, esa necesidad de omitir las frivolidades, esa necesidad de ser productiva, de servir, en mis propias palabras, el 28 de octubre de 2008)

- Simone Weil declaró en tono cortante que una sola cosa contaba hoy sobre la tierra: la revolución que daría de comer a todo el mundo. Respondí, de manera no menos perentoria, que el problema no era hacer la felicidad de los hombres sino encontrar un sentido a su existencia.

(Una duda muy "elemental" y un debate muy profundo, ¿qué es más urgente, más importante?)

- Además, Herbaud tenía un cuerpo. Entre lso árboles verdosos me decía cuánto detestaba la muerte y que nunca aceptaría la enfermedad ni la vejez. ¡Con qué orgullo sentía en sus venas la frescura de su sangre!
Una sola primavera en el año, y en la vida una sola juventud: no hay que dejar perder nada de las primaveras de mi juventud.-

(Que interesante ese Romanticismo, esa predominancia de lo joven sobre lo viejo, que amor a la viveza de la juventud, esta vez más bien en boca de Herbaud)

- No pensaba por supuesto llevar una existencia de ratón de biblioteca; aborrecía las rutinas y las jerarquías, las carreras, los hogares, los derechos y los deberes, todo lo serio de la vida. No se resignaba a la idea de tener un oficio, colegas, superiores, reglas que observar y que imponer; nunca sería un padre de familia ni siquiera un hombre casado. Soñaba con grandes viajes (...) No echaría raices en ninguna parte, ninguna posesión le sería embarazosa. -

(
Simone de Beauvoir habla de Sartre al comienzo de su relación)

Cuando iba leyendo el libro, he doblado las esquinas de aquellas páginas que me parecían importantes, de aquellos párrafos que me hacían sentir algo más fuerte.
Estas son algunas transcripciones, y sin embargo, sin el resto del libro, no son nada.
Me ha dejado varios pensamientos y sentimientos la lectura:

Ahora me siento chiquitita, infantil, idealista, demasiado optimista...
¿Soñar con compararme con Beauvoir? ¿Soñar con vivir una vida similar a la suya y la de Sartre?
¿Igualarme a ellos?
Que infantil suena.
Leyendo las palabras de Simone...Eran tremendamente inteligentes, cultos, despiertos, rebeldes...
¿Ahora les idealizo, no es así?
Es que, en sus palabras se ve su destino.
Quizás por que escribió sus memorias ya mayor.
Que diferencia en el crecimiento de Zaza y el de Beauvoir.
En el principio de la novela, Simone admira a Zaza con todo su espíritu,
más atrevida, más madura, más única. Simone es su sombra.
Al final del libro, no quiero desvelar nada, pero...¡Que diferencia!
Simone se ha elevado a otro plano, Simone está más cerca, y esto es lo más importante, de ser libre.
Que sabor de boca más raro me ha dejado el libro.
Y que ganas de estudiar Filosofía en la Sorbona. De dedicarme a escribir y a pensar.
Dice en el libro que Sartre pensaba siempre, quizás solo paraba para dormir.
Y con pensar, me refiero a un pensamiento más elevado al que se tiene continuamente.

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