lunes, 30 de agosto de 2010

Entre fotos, una maleta abierta, dedicatorias, y papeles.

Entre cajas.

Vaciando mi habitación.

Y decir adios.
Decir adios a mi habitación.

¿Por qué hacer esto si no es necesario?

Cortar las cadenas, no?

jueves, 19 de agosto de 2010

Motivaciones.

Me acuerdo cuando empezó a rondar por mi cabeza la idea de ir a un UWC.

Fueron dos años, o año y muchos meses de cierta obsesión, tratar de prepararme, de aprender, de encajar en un perfil que no sabía cual era.

Veía fotos de los colegios, leía algún blog, curioseaba por el amplio mundo que es internet.

Cada vez más ilusionada, más convencida de que era mi sueño.

Y por fin llegó la llamada en aquella clase de matemáticas, y me puse a llorar, y me habían preseleccionado.

India, Hong Kong, Italia, Bosnia....empezaron a repiquetear por mi cabeza.

Se acercaba el día de la entrevista.
Leyeron las listas: solo quedaba el final.

Y aquel martes 20 de abril estando en tu casa llamaron.
Y mi mundo se había convertido en eso, no había más huecos, sólo la felicidad de un sueño cumplido.

¿Alguna vez os habéis parado a pensar que pasa cuando consigues un sueño?

Tiene que haber otra motivación, otra ilusión que le reemplace.

El sueño deja de ser sueño, de ser lucha y pasa a ser lo que tienes, y por naturaleza humana,
siempre estamos en cierto modo descontentos con lo que tenemos.

Así que aparece otra nueva motivación.

Y aquí estoy, estudiando sueco.
¿Por qué?

Por aprender, claro está. (Esa es la motivación de base, realmente)

Pero sobretodo, porque cada palabra que aprendo, cada palabra que me esfuerzo por memorizar es un paso más hacia vivir juntos, dormir abrazados cada noche en Göteborg y luego a la mañana desayunar juntos.
Y cada uno a lo suyo unas horas, tú a tu instituto, yo a mis cursos, a mi trabajo.
Y llegar a casa por la tarde y vernos y hacer el amor.

No quiero que desaparezca este presente.
Pero como siempre en el presente, hay que encaminar tus pasos a alguna parte.
Y ese destino ha cambiado, tú y tu vida habéis aparecido como el siguiente punto de mi ruta.

Cuando hago alpinismo, y empiezo a subir y veo un collado y digo: hasta allí, y allí paramos un momento y seguimos.

Así es la vida. Cada meta es en realidad un collado. Y siempre piensas que vas a ser muy feliz al alcanzarlo y mirar hacia abajo, contento por lo que has logrado, pero el camino es muy largo, y a veces ver lo lejos que está el siguiente te desanima y hace que no logres disfrutar de todo lo que has subido ya.

martes, 17 de agosto de 2010

El Square.

-¿Lo hace usted siemopre, espera siempre a que cierren?

- No, pienso como usted, en general tampoco me gusta ese momento, pero hoy sí, hoy quiero esperar.

- Tendrá usted sus razones, desde luego - dijo la muchacha pensativa.

- Soy un cobarde, señorita, eso es todo.

La muchacha dio un paso hacia él.

- Dice usted eso por mi culpa, por culpa de todo lo que he dicho, estoy segura.

- No, lo digo porque a esta hora me entran ganas de reconocer y de decir la verdad.

- No diga usted eso, por favor.

- Pero si todo lo que he dicho era de cobarde, desde que hemos empezado a hablar.

- ¡Oh no!, pero no es lo mismo decirlo así, en una sola palabra, no es justo.

El hombre sonrió.

- Pero si no tiene ninguna importancia, créame.
- Es que no comprendo por qué el solo hecho de que vayan a cerrar el square le hace descubrir de repente que es un cobarde.

- Porque no soy capaz de hacer nada por evitar... la desesperación, sino al contrario.

- ¿ Y en qué consistiría la valentía en eso de dar una vuelta?

- En hacer algo por evitarla, comprende, en intentar distraerme de la desesperación.

- Por favor, se lo ruego, dé usted un paseo.

- Pero si toda mi vida ha sido así.

- Pero por esta vez, hágalo por esta vez.

- No, señorita, yo no quiero empezar a cambiar.

- ¡Oh, sí!, me doy cuenta de que he hablado demasiado.

- No, al contrario. Es precisamente por haberla oído con tanto gusto por lo que me doy cuenta de cómo soy, de que vivo hundido en mi cobardía. Pero no es que sea hoy más cobarde que ayer, por ejemplo.

- No sé a qué llama usted cobardía, pero la suya me avergüenza de su valor.

- A mí, en cambio, el valor de usted me retrata más vivamente mi cobardía. Es eso, hablar.

- Como si viéndole a usted el valor me pareciese algo inútil, algo sin lo cual se puede pasar muy bien.

- Cada cual hace lo que puede, usted con su valor y yo con mi cobardía. Eso es lo que importa.

El Square. Marguerite Duras.

viernes, 13 de agosto de 2010

Que el corazon no se pase de moda.

Llegué a casa.
Me quité la falda, el tanga y me puse la camiseta larga.
Es horrible que todo eres tú, mi mesa, mi ducha, mi olor, mi habitación, las fotos, los libros.
Pero estoy empezando estos cuatro meses con una pequeña sonrisa.
Nadja.

Compré un helado y alquilé dos comedias (una romántica, aunque inglesa).
Y me dispongo a intentar no hacer locuras, cuidarme y ser feliz.
Es una promesa.

Cualquier cosa que me haga pensar en ti me llena los ojos de lágrimas.
Pero prefiero pensar que son cuatro meses.
Y que por una parte, es lo suficientemente poco como para no estar horriblemente triste,
y por la otra, es lo suficientemente largo como para no poder permitirme el pasarmelos llorando.

En el aeropuerto pense que no iba a ser capaz de aguantar.
Me daban ganas de todo menos de vivir la vida que me espera ahora.
Cualquier cosa, dejar de comer, dejar de respirar.
No sé.
También cosas más optimistas, un vuelo a Gotemburgo y ponerme a trabajar,
leer y trabajar.
Vivir contigo.
¿Qué más necesito además de ti?

Es tan diferente como pienso ahora a hace unos meses.
Quiero viajar y leer.
Siempre.
Pero que bonito suena una vida compartida.

Ya no sé ni que escribo, solo que te amo.
Y que voy a intentar que el desgarro que siento no vaya unido a tu recuerdo.
Voy a intentar que cada recuerdo sea una sonrisa y no una lágrima.
Y Entender lo que significa Hacer el amor.


Que no te vendan amor sin espinas.

jueves, 12 de agosto de 2010

Mi Brooklyn Pekinés.

Ha pasado ya casi una hora de cuando "empecé" a escribir esta entrada.
En cierto modo mejor.

Bebía agua y me temblaba.Me temblaban.
Labios, la mano que acercaba el vaso aliviante a mi boca.
De algun modo, elixir para las lágrimas que me caen. Que me caían.

Supongo que estamos aprendiendo mucho de esto. Dije.
No se podría, no podríamos vivir solo de felicidad. Citamos.

Y la maleta se llena, como se va llenando mi pecho de la palabra adios.
Y mi boca parece que se colmara también, que se colmara con te amos, ya melancólicos.
Pero todo se acompaña de ciertas gotas de esperanza.
En cada postal. Fotografía. Libro prestado, entradas de cine, y pasado y concierto.

Toda la habitación huele a última vez.
Y tu desodorante empieza a parecer recuerdo.
El mapa que parece ser una realidad futura, un momento del mañana, invariable, que significa tú. Y significa nosotros.

Por otra parte, todo parece ser radical.
No hay terminos medios.
Nos vamos y con ello, todo lo que formamos aquí, rutina y películas y amigos y Lambrusco y tabaco de coco y Moscú y Perú y Cuba y libros y paseos y retiro y debates y determinismo.
Y con ello, todo lo que formamos aquí, solo queda en las memorias de los que fuimos parte.
Nos vamos, te vas, y siento que me voy con mas recuerdos de siete meses que de una vida.
Porque ha sido tan intenso y violentamente humano.

Porque no puedo olvidar este cumpleaños que desperte y anochecí llorando.
Llorando porque todo acaba con este año y empieza algo que es desconocido.
Y ya decia el dicho que mejor malo que bueno por conocer, pero preferimos desobedecer los consejos populares y llorar.

Y tus lágrimas son tan dolorosas, me estremecen y me dan miedo, porque no puedo sino sentir mi culpa en cada suspiro.
Porque sólo queda pensar en el futuro.

Sentimos miedo y es normal porque no se sabe como se siente el amor por Skype.
Porque. El recuerdo de tu amor volverá.
Como si cualquier canción y cualquier tango y cualquier poema fuera yo.
Fuera la desesperación que siento cada vez que pienso en que coges ese avión y ya está.
Y todo es incertidumbre.

Me besas los ojos cuando lloro y te amo.

Ayer te pregunté, con nuestra cabeza centrada en partidas de ajedrez:

Que sentido tiene para la dama estar tan preocupada y ocupada en luchar contra el adversario pudiendo ir y hacerle el amor al rey y ya se verá lo demás.