jueves, 12 de agosto de 2010

Mi Brooklyn Pekinés.

Ha pasado ya casi una hora de cuando "empecé" a escribir esta entrada.
En cierto modo mejor.

Bebía agua y me temblaba.Me temblaban.
Labios, la mano que acercaba el vaso aliviante a mi boca.
De algun modo, elixir para las lágrimas que me caen. Que me caían.

Supongo que estamos aprendiendo mucho de esto. Dije.
No se podría, no podríamos vivir solo de felicidad. Citamos.

Y la maleta se llena, como se va llenando mi pecho de la palabra adios.
Y mi boca parece que se colmara también, que se colmara con te amos, ya melancólicos.
Pero todo se acompaña de ciertas gotas de esperanza.
En cada postal. Fotografía. Libro prestado, entradas de cine, y pasado y concierto.

Toda la habitación huele a última vez.
Y tu desodorante empieza a parecer recuerdo.
El mapa que parece ser una realidad futura, un momento del mañana, invariable, que significa tú. Y significa nosotros.

Por otra parte, todo parece ser radical.
No hay terminos medios.
Nos vamos y con ello, todo lo que formamos aquí, rutina y películas y amigos y Lambrusco y tabaco de coco y Moscú y Perú y Cuba y libros y paseos y retiro y debates y determinismo.
Y con ello, todo lo que formamos aquí, solo queda en las memorias de los que fuimos parte.
Nos vamos, te vas, y siento que me voy con mas recuerdos de siete meses que de una vida.
Porque ha sido tan intenso y violentamente humano.

Porque no puedo olvidar este cumpleaños que desperte y anochecí llorando.
Llorando porque todo acaba con este año y empieza algo que es desconocido.
Y ya decia el dicho que mejor malo que bueno por conocer, pero preferimos desobedecer los consejos populares y llorar.

Y tus lágrimas son tan dolorosas, me estremecen y me dan miedo, porque no puedo sino sentir mi culpa en cada suspiro.
Porque sólo queda pensar en el futuro.

Sentimos miedo y es normal porque no se sabe como se siente el amor por Skype.
Porque. El recuerdo de tu amor volverá.
Como si cualquier canción y cualquier tango y cualquier poema fuera yo.
Fuera la desesperación que siento cada vez que pienso en que coges ese avión y ya está.
Y todo es incertidumbre.

Me besas los ojos cuando lloro y te amo.

Ayer te pregunté, con nuestra cabeza centrada en partidas de ajedrez:

Que sentido tiene para la dama estar tan preocupada y ocupada en luchar contra el adversario pudiendo ir y hacerle el amor al rey y ya se verá lo demás.


No hay comentarios: