jueves, 14 de enero de 2010

A veces los cambios que esperábamos geniales,
nos sorprenden gratamente.
Para eso se inventó el superlativo.


Y me he puesto a poner trabajos y ensayos y esas cosas en el calendario,
y me he dado cuenta de que enero se me acaba.
Y ya queda menos tiempo, menos tiempo para todo.
Menos tiempo para los exámenes, que algo asustan.
Menos tiempo para que sea verano.
Menos tiempo para que pase, para que acabe todo.
Menos tiempo para entregar la solicitud.
Menos tiempo para saber que pasará.
Y creo que acabaré odiando los calendarios, porque te hacen ver lo rápido que vuelan los meses.

Quizás lo malo de estar en muchos sitios
es que puedes no acabar siendo de ninguno.

Pero estoy contenta,
estoy contenta porque Madrid,
esta tarde ha decidido dejar de intentar matar de frío a los pobres viandantes.

No hay comentarios: