lunes, 18 de enero de 2010

Muy buen día.
Tres entradas.
El primero.

Pero el último como hoy.
¿Qué por qué?
Porque mientras me dedico a deshojar margaritas mentales, en Haití, y no solo allí, a pesar de que hoy nos llame más la atención, tienen problemas.
Porque es genial sentir dar vueltas el estómago.
Sentir lo que siento hoy.
Pero no puedo dejar de lado mi responsabilidad, para conmigo, para con mis padres y sobretodo para con el mundo.
Y si me tengo que estudiar como funcionan mejor las enzimas, si con PH bajo o PH alto y en realidad me apetece estar en un Starbucks hablando, o escribiendo, me aguanto.
Me aguanto porque estoy jugando con mi futuro.
¿Y ahora que he vencido esto, a qué más tengo miedo?
Que venga aquí y se presente ese miedo, se lo ruego.
Que soy capaz, quitando el primer día, de no estar obsesiva, y de vivir mi vida.
De estudiar y amar, que jamás fueron contrarios.
De pensar y besar, que más bien van atados.
De escribir y esperar, pues uno lleva a lo otro.
De sentir y ayudar.
Soy capaz de tener ambas cosas.
Y ese es el obstáculo que siempre trato de echar encima de mis oportunidades.
Vivir es sinónimo de vivir.

No hay comentarios: