viernes, 9 de abril de 2010

Esperando al extranjero.

Pienso que los dos libros hacen reflexionar sobre lo importante que son los hábitos en nuestra vida, ya que queramos o no, si estamos atados por unas responsabilidades (aunque no sean esperar a alguien que no llega o cuidar a un perro día tras día) o por unas necesidades de las que no podemos escapar.
El realizar este trabajo y la lectura de las obras me han hecho preguntarme hasta que punto tenemos libertad cuando racionalmente no podemos abandonar nuestras rutinas, ya que pondríamos en peligro incluso nuestra existencia: la mayoría de personas tienen un trabajo estable, una residencia estable, viven en familia, en pareja, estudian en un sitio determinado…
No tenemos la posibilidad de movernos libremente, porque significaría abandonar todo aquello que nos permite subsistir.
Pero, como dice Meursault: si estamos contentos con nuestra vida, ¿por qué tiene que ser negativo mantenernos en ella indefinidamente?

Trabajo comparativo terminado.
Me he pasado un poco con las palabras,
me he bloqueado.
Me he vuelto a desbloquear.
Se me ha cortado la inspiración.
Me he medio dormido.
Pero lo he acabado por fin.
Ya queda menos.
El finde el ensayo, el examen de biología, la presentación oral de inglés, ejercicios de geografía.
Y a seguir con fuerzas.
Menos mal que duermo poco.


Ah.
3 días, ya solo quedan tres días para que vengas.
7 días, ya solo quedan siete días para la entrevista.
9 días, ya solo quedan nueve días para saber que hacer.
Y vuelve la cuenta final.
Entre ensayos, fiestas, exámenes y reencuentros.
Entre mi vida, que siempre es vida aunque ocupada.
Ahí en medio está el fin de semana más importante que he tenido nunca.

Me voy, me voy a ver si me pinto las uñas,
leo Pedro Páramo,
y aún me quedan unas horas para dormir.
Quizás no seamos del todo libres,
no podemos volar, no.
No podemos tener la luna, pobre Caligula.
Pero si podemos disponer de nuestras horas a nuestro antojo,
podemos no comer.
Podemos no dormir.
Podemos no llorar.

Me pregunto
si cuando no como,
o no lloro,
o no duermo...
Es por practicidad,
por ahorrar tiempo, dolor de cabeza o kilos.
O si no es más bien por demostrarme a mi misma,
que la naturaleza no es mi dueña.
Que si me muero joven me morí.
Pero lo decidí yo.
Que no predominó por delante de mi decisión
mi instinto de supervivencia.



No hay comentarios: