martes, 27 de abril de 2010

El futuro pertenece a quienes creen en la belleza de sus sueños.

Hace dos años ya,
quizás un poco menos,
decidí que necesitaba un calendario.
Ya era agosto, y no me iba a comprar uno para 4 meses.
Me hice uno con el ordenador,
el mes de septiembre era el primero.
Todavía recuerdo la cita con la que acompañe el mes:
"El futuro pertenece a quienes creen en la belleza de sus sueños"

A lo largo de estos dos años, he tenido un calendario de París, un calendario de monjes budistas, llenos de anotaciones, llenos de sueños, de exámenes, de días importantes,de fiestas, de primeras veces, de oportunidades, de reencuentros...
Y de un poquito de superstición.
¿Qué por qué?
El año pasado, cuando intentaba los UWC y la Ruta Quetzal, vino a parar a mis manos (iba yo andando por FNAC cuando lo encontré) un calendario con cuadros de París,
de mi París; evidentemente, me compré el calendario, me enamoró.
Este añó buscaba un calendario, no me convencía ninguno.
De repente ví el del Budismo y dije: me encanta.
Quiero este calendario.
Y no pensé, no pensé que que hubiera caído en mis manos podría significar acabar en China.
Al igual que el año anterior nadie me dijo que acabaría en París.

Y todo el segundo trimestre, con el karma por aquí, con el karma por allá...

Finalmente, el karma ha querido que vaya a Hong Kong.
(Sí, sé que probablemente el karma no tenga nada que ver, pero a veces tengo esa sensación)
Tengo mucha curiosidad por los origenes del Budismo, la verdad.
Y también curiosidad por vivir en uno de los capitalismos más acérrimos.

¿Sabíais que no hay impuestos sobre las ventas?

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