Ganas de escribir.

Tres veces he tenido hoy ganas de tener el ordenador a mano para escribir.

La primera una historia. Una historia de estatuas que se aburren.
La segunda un discurso, optimista, sobre la juventud.
La tercera un relato corto, sobre los sueños y sobre la amistad.

Empecemos por el principio y saltémonos lo que haga falta.

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Antes yo estaba establecido en una gran plaza, bulliciosa, soleada...
Los turistas paseaban a mi alrededor y los más atrevidos, querían fotografiarse conmigo.
Aquellos cansados, se sentaban a mis pies, y descalzándose, hablaban del próximo museo.
Los no turistas no me miraban de igual modo, ya se sabe, que uno abre más los ojos cuando ve cosas nuevas...Y aun así, aun sin ese interés...
Los no turistas eran interesantes, me encantaba oir sus conversaciones, ver como cada día cada persona volvía a pasar a horas similares por delante de mi.
A pesar de no poder hablar, de no poder escribir, de no poder andar...podía pensar y oir, y estaba contento con mi no vida.
Hasta que un día, horrible día, decidieron entrarme en un camión y llevarme hasta donde hoy me encuentro.
Enfrente de un edificio gris. Abandonado.
Nadie pasa, nadie entra, nadie sale.
Hoy llueve. Mañana soleado.
Pero da igual, todo es lo mismo.
No me importa si truena o si vientos huracanados mueven la ciudad.
Yo estoy fijo aquí, sin poder tomar ninguna decisión...
Y mi razón me dice que me tornaré loco, en realidad es lógico advertirlo.
¿Cómo no volverse loco si siempre ves lo mismo y jamás oyes una voz?
Contar ya no sirve de nada.
Tampoco imaginar o esperar.
La rutina me come y solo sueño con un huracán o terremoto que me arranque de este lugar y me de una nueva vida.

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En clase de economía me he dado cuenta de que en realidad muchos jóvenes son socialistas.
¿Lo bueno? Que no lo son porque este de moda, o porque lo hayan oído.
No van por ahí diciendo "eh, tio! Soy comunista!"
Sin embargo, hablan, les escuchas y lo sientes: que la tierra es de todos, y la mano de obra es lo único pagable.
Que la materia, el suelo y el agua no pertenecen a nadie por mucho que lo ponga en un papel.
Y que debemos compartir.
¿Qué es lo que pasa?
Si la gente lo quiere, si quiere ayudar. ¿Por qué no hay solución ya?