martes, 22 de junio de 2010

Today, in spanish.

Más concretamente voy a escribir en Madrileño.

Esta noche voy a las ventas.
Antes de asombrar a nadie, hay un concierto de Sabina.

Y si de algo me sintiera orgullosa de mi país, algo patriótico pero positivo.
Ese algo sería Sabina.

He escuchado a este artista desde niña.
Me acuerdo de escuchar Cuervo Ingenuo (O la pipa de la paz) en un viejo casette, en una vieja furgoneta.
Me acuerdo de Juana la Loca y Pongamos que hablo de Madrid mientras dabamos vueltas a la manzana para encontrar sitio.
Empecé a escucharle con casettes.
Pero no es en el coche el primer recuerdo que tengo de escucharle.
Me acuerdo de mi padre cantando en casa de mi tia-abuela, una tarde de domingo, Por el bulevar de los sueños rotos, y yo cantándolo con él.
La primera canción que me supe.
Vive una dama de poncho rojo.
Y yo con una capucha roja en mi cabeza.
Diego, Frida.
No sabía aun quien eran.
Y más tarde, hace tan sólo 3 o 4 veranos.
Con otro coche, y ya con cds reemplazando a los antiguos casettes...
De repente sono Física y Química.
Ese verano sono muchas veces el CD.
Me aprendí de memoria sus canciones.
Quizás no terminaba de entender Conductores Suicidas pero por seguro que me emocionaba con Peor para el sol.
Ese año me compraron el piano, intentaba aprenderme alguna melodía.
No lo escuché demasiado cuando acabó el año.
Hasta el siguiente verano.
Pájaros de Portugal
mezclado con Amor se llama el juego.
Y yo deseaba vivir una vida sabinera.
No volví a dejarle aparte.
Su discografía pasó a formar parte de mi móvil-mp3.
Calle Melancolía, La canción más hermosa del mundo.
Cada vez más metida en su música.
En su música que es una ideosincrasia en sí misma.
Y que representa el Madrid que amo.
El Madrid de la pasión en ascensores.

No fui al concierto en diciembre.
No encontré entradas a tiempo.
Y ahora.
De repente llegaste tú.
Personaje propio de canción.
Argentino-sueco aficionado al café y a la poesía.
Llegaste tú.
Con quien podía hablar de sueños y libros.
Y un día llamaste preguntando si querría ir a un concierto de Sabina.

Parece mentira que sea hoy.

Ni una canción de Sabina sin un recuerdo acompasado.
Y si la hay, entonces es porque lleva un sueño.

1 comentario:

Anónimo dijo...

dios... es precioso...
quiero verte.
M.