miércoles, 1 de diciembre de 2010

Te quiero mucho, mucho, mucho.

Mami, te quiero mucho, mucho, mucho.
Decido apretar en el botón rojo de colgar porque creo que a ella le cuesta incluso más que a mi.
A mi en cierto modo no me cuesta, no me cuesta pasar unos cuantos días sin contestar el email diario, sin hablar con ella, o con mi padre.
Pero ahora nos despedíamos y hay algo que me duele mucho.
No puedo evitar que me caigan lágrimas y es que falta algo, en cada conversación me falta un abrazo y la echo tanto de menos.
Echo de menos un abrazo, un día con ellos.
¿Me equivoqué al comprar ese vuelo para Pekín?
Quizás.
¿No sería mejor ir a casa? Y no sé, aprovechar para abrazarles, mi padre, mi madre, mi primo, Marina, Marta, Laura.
La relación con cada persona es diferente, y hay tantas maneras de echar de menos.
Pero con mis padres es distinto, es esa conciencia de que lo que tuve durante 17 años se acabó.
Los desayunos cada mañana con mi madre.
No sé, no quiero seguir escribiendo. Me da ganas de llorar.

No hay comentarios: